lunes, 30 de enero de 2012

Antes de pasar a la definición y diferencias entre lo que significa mirar y ver, me permito poner este esquema que hice en torno al plano sobre lo que podríamos observar en el salón donde Velázquez está trabajando el cuadro de la familia del rey Felipe IV.
El problema con las miradas que suponemos en éste lugar o momento, es que es muy ambiguo suponer una cantidad determinada, pues luego nos daremos cuenta que es difícil decir el número exacto.
Observen este esquema hecho dibujo, y podríamos especular con la idea de que quienes ven más son los reyes y los espectadores de ese cuadro.
Sin embargo, también, Dn. José Nieto Velázquez que se encuentra al fondo podría estar viendo a varias personas y cosas. (Pese a ello, solo tiene una flecha).

Cada flecha es como un vector visual, pero no es una sola mirada la que va de un lugar a otro.
Cuando la flecha se desvía en una recta lateral, entonces la mirada se multiplica.
Veamos.
Nota: hagan click en la imagen para verla un poquito más grande.
JB

5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Perdón, va de nuevo:

    La sensación de ser partícipe de la pintura es inevitable al sentir las miradas de sus figuras o personajes; la pintura invita al espectador a ser parte de ella. Da la sensación de que Velázquez nos pinta.

    Curioso estar en el mismo punto de vista que los reyes.

    Disculpen la tardanza de mi comentario.
    Eric.

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  3. Erico: bienvenido seas al grupo. En efecto, la obra de Velázquez que hemos analizado en esta ocasión, por su realismo, es una de las piezas claves para entender más sobre el sujeto y su representación en lo que asumimos como lo visual.
    Uno ve a Las Meninas y el asombro radica ahí mismo donde nos damos cuenta que somos parte de la misma pieza, donde el autor no sólo nos echa un vistazo, sino que nos ve de frente y al mismo tiempo camninamos hacia el interior y desde varios ángulos podemos ver y mirar como si nos estuvieramos moviendo en un espacio tridemnsional.
    No importa si llegas tarde a los comentarios, creo que la lectura de Foucault te podrá poner al tanto de lo que vimos en clase hoy martes.
    Saludotes. Por aquí nos leeremos.

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  4. Lo sorprendente de tantas miradas, es que quizá eso sería una de las características de la modernidad: el paso de la mirada omnipotente de dios a las miradas múltiples que tiene el Estado, la monarquía se centraba en el mediador de dios en la Tierra, que era el rey, pero también la nobleza, que empieza a mostrar los rasgos de un des-centramiento.
    Otro aspecto de lo mismo, sería preguntarse sobre ¿qué es lo que le permite al observador(es) hacer esa mirada en particular y no otra? esto sería otro cambio importante: el sujeto. Ya no tanto el objeto, que por muchos años en la historia del arte fue objeto de numerosos archivos y catálogos, sino en cómo se construye esa observación. Como dice el maestro, la mirada no son los ojos, es todo el cuerpo que se apropia de diversos discursos y se ponen en juego cuando opinamos o defendemos algún criterio.
    ¡Felicidades por el blog! :d

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  5. Graciela: tu comentario se anticipa -y que bueno- un poco a lo que más adelante veremos cuando expliquemos entre todos cómo funciona el sistema de vigilancia del panóptico de Bentham-Foucault. Al menos eso me pareció leer entre líneas cuando hablas de las diferentes miradas que se construyen desde la institucionalidad o los aparatos del poder.
    El ojo de Dios, la imagen sagrada de una virgen, la estampita o engomado en el carro, la foto en un celular, el interphone moderno para ver quién nos toca la puerta en la casa, el localizador satelital, la cámara de vigilancia en un banco o en las oficinas de gobierno, o las cámaras en las calles que ya ayudan a descubrir el ilícito o la flagrancia; todo ello ayuda a construir un esquema visual que nos pone en un mapa de interpretaciones en torno al sujeto.
    Bueno, ya nos seguiremos leyendo por aquí.
    Thnx 4 postin.

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